Carolina de Mónica y su hijo Andrea Casiraghi
«Su Alteza Real la Princesa de Hannnover y la señora Vera Santo Domingo tienen la alegría de anunciar el nacimiento de su primer nieto, el 21 de marzo de 2013». Era el escueto comunicado que, desde el gabinete de prensa del Principado de Mónaco, se emitía ayer a media tarde. Sin desvelar el lugar del alumbramiento, ni el nombre del bebé (varón), se añadía que la madre y el niño «se encuentran bien». Se trata de la última muestra del halo de misterio que ha rodeado la llegada al mundo del hijo de Andrea Casiraghi y de quien es su novia desde hace más de siete años, Tatiana Santo Domingo, nieta del industrial colombiano Julio Mario Santo Domingo, cuya fortuna pasa de los 6.000 millones de dólares.
Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo asistir a una línea de joyería lanzamiento
Crédito:Pascal Le Segretain / Getty Images
A sus 56 años, Carolina de Mónaco se convierte en abuela y en protagonista de la sucesión monegasca, mientras su hermano no tenga un heredero. Sin un hijo legítimo, el Príncipe Alberto II deja abiertas todas las posibilidades de sucesión para Andrea y sus descendientes. Según fuentes cercanas al Palacio, la propia Carolina cedió sus derechos (segunda en la línea al Trono) a favor de su primogénito cuando este alcanzó su mayoría de edad, dado que Raniero III cambió la Constitución en esta materia. Pero en todo esto hay un matiz importante: aunque el pasado año la propia Carolina anunció el compromiso de Andrea y Tatiana, la boda aún no ha llegado y esta es imprescindible si se trata de mantenerse en el juego de la sucesión. La pareja Andrea-Tatiana es poco sensible a los discretos encantos de la vida palaciega, aunque tampoco desdeña la posibilidad de reinar en Mónaco algún día.
Crédito de la imagen: Sean Gallup / Getty Images
Alberto II, actual Soberano del Principado, es padre de Jazmin Grace, nacida en 1992 fruto de su idilio con la camarera californiana Tamara Rotolo, y del pequeño Alexandre Eric, quien vino al mundo en 2003 a raíz de su historia de amor con la exazafata togolesa Nicole Valérie Coste. Hijos ilegítimos, aunque reconocidos, que tampoco entran en la línea sucesoria pero que podrán recibir como herencia parte de la fortuna del Príncipe. Casado con su novia más antigua, Charlene Wittstock, desde 2011, Alberto aún espera la llegada de su primer hijo dentro del matrimonio.
La familia real llega a la gala
crédito: PLS Pool / Getty Images
Rango excepcional
Mientras tanto, su hermana mayor continúa ocupando en Mónaco un rango excepcional, que va más allá de lo simbólico. A pesar de estar separada desde hace años de su último esposo, el príncipe Ernst August de Hannover, con quien tuvo a Alexandra, su cuarta hija, Carolina mantiene su título oficial de princesa de Hannover, compatible con su posición dentro del Principado.
por Pascal Le Segretain / Getty Images
Hoy, Carolina vuelve a encontrarse en una encrucijada íntima. El Vaticano, que mantiene unas estrechas relaciones históricas con Mónaco, no aceptaría un nuevo divorcio tras un matrimonio fallido de apenas dos años con Philipe Junot (1978-1980), que fue anulado por el Tribunal de la Rota en 1992. Juan Pablo II acepto reconocer como legítimos a los tres hijos de su segundo matrimonio con el fallecido Stefano Casiraghi (Andrea, Carlota y Pierre), pero Benedicto XVI era poco sensible a la vida cosmopolita de la familia principesca. No está claro que bajo el papado de Francisco se modifiquen las reservas vaticanas hacia ese liberalismo sentimental y Carolina pueda obtener la nulidad de su enlace con Ernesto.
Así las cosas, la princesa ha optado por seguir una línea más discreta e intenta atraer al redil principesco a sus hijos y futuros nietos. En Mónaco sería incomprensible que Andrea se casara con Tatiana en otro lugar que no fuera allí: debe preservar las raíces íntimas de su familia por más que su estilo de vida sea muy bohemio.
Carolina de Mónaco y sus hijos en el Baile de la Rosa - Gtres
La imagen como patrimonio
Abuelita sexy, pues, Carolina también se comporta como una dama con discreta mano de hierro, fiel a la más férrea tradición familiar. Los Grimaldi han defendido durante siglos su independencia contra la voracidad de Italia y Francia. Esa independencia ha exigido muchos sacrificios y un arte supremo de la diplomacia de Estado. Carolina es una Grimaldi y vela, a su manera, por la gloria de su patrimonio.
Carolina de Mónaco en el Baile de la Rosa
Aunque relegada a un puesto secundario en el rango protocolario, sabe que su imagen personal sigue siendo un capital único y precioso. Si Alberto II y su esposa terminan teniendo la esperada descendencia, Carolina se eclipsará definitivamente, dejando al hijo de su hermano el puesto que le corresponderá como Heredero. Pero mientras eso sucede, ella no renuncia a nada. Enterradas las viejas pasiones amorosas, quedan las pasiones no menos firmes del poder, la gloria y la ambición institucional.
Fuente:
http://www.abc.es/estilo/casas-reales/20130323/abci-encrucijada-abuela-carolina-201303222203.html
http://www.teinteresa.es/gente/Carolina-Monaco-abuela-Baile-Rosa_0_888511267.html
http://www.teinteresa.es/gente/Carolina-Monaco-abuela-Baile-Rosa_0_888511267.html
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