El peso de la soltería femenina a los treintaitantos se ha aligerado en los últimos años. El estereotipo de “las solteronas” como mujeres tristes, solas e incompletas ha perdido credibilidad en el imaginario social. La elección de un proyecto de vida en singular es considerada por millones de mujeres como una opción válida frente al matrimonio.
ELLAS DECIDEN El aumento en el número de solteras en el mundo se debe en parte al empoderamiento femenino de los últimos años (FOTO: ILUSTRACIONES LETICIA BARRADAS )
Julieta tiene 37 años de edad y no se ha casado. Tampoco le preocupa tener pareja y en sus planes no está tener hijos. Desde hace seis años disfruta de “las libertades” de la soltería.
Vive en un departamento en la colonia Del Valle que terminó de pagar a principios de este año. Trabaja como directora del departamento de Recursos Humanos de una empresa exportadora de conservas, aceites y alimentos enlatados. Mensualmente viaja a Estados Unidos un par de veces al mes para atender asuntos laborales pero aprovecha para probar nuevos sabores y seguir las tendencias gastronómicas en exclusivos restaurantes neoyorquinos. Ahí visita las tiendas de moda de la gran manzana. Los zapatos y las bolsas de diseñador son su debilidad. Le gusta vacacionar alrededor del mundo. El verano pasado visitó el sureste asiático, y ahora prepara su próximo viaje, el cual tendrá como destino algún país del viejo continente, aún no lo decide.
Ha aprendido ha vivir su soltería sin remordimientos. “Disfruto mi estilo de vida. Cada día estoy más tranquila con la elección que he tomado. No niego que al principio tenía muchos miedos e inseguridades, pero después de seis años sin pareja he aprendido a vivir con ello. ¡Viva la soltería!”, dice Julieta más que convencida.
NO MÁS SOLTERONAS
El 28 de noviembre de 1986, Odile Lamourère, mujer divorciada de 52 años que vivía sola desde hacía ocho, sorprendió a la sociedad europea al inaugurar el primer Salón de los Solteros en el Hotel Holliday de París.
Durante cuatro días 10 mil solteros, la mayoría de ellos mujeres, discutieron entre sí acerca de sus temores, inquietudes, exigencias e incertidumbres. Hablaron de las ventajas y desventajas de vivir solos y la razón que cada uno de ellos encontraba para acudir al llamado de Odile: “¡Porque existo, a pesar de todo!”, “Por curiosidad y para conseguir leche esterilizada en envase de medio litro”, “Para ver si realmente la soltería se conjuga sólo en femenino”, “Para ver si en una de ésas encontraba un tipo interesante”, “Porque en invierno, uno tiene frío…”, “Para mí ya no hay nada definitivo, yo vivo el momento”.
Por primera vez, un grupo de mujeres se pronunciaba públicamente a favor de la soltería y renunciaba a ser tratadas como víctimas o personas incompletas emocionalmente.
“Nos negamos a ser sinónimo de víctimas de la soledad, de minusválidos frente a la norma establecida”, sostenía Odile Lamourère.
Las etiquetas de “raras”, “solteronas” y “quedadas” no tenían nada que ver con ellas. Esas concepciones no las representaban. Las solteronas, representadas en la obra de teatro Doña Rosita la soltera —escrita por el poeta y dramaturgo español Federico García Lorca en 1935—, habían cedido su lugar a las neosolteras descritas por la escritora Carmen Alborch ya en 1999, en el libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir.
¿SABÍAS QUÉ?
El término neosolteras lo acuñó la escritora Carmen Alborch en los años 90
Las neosolteras, a diferencia de sus abuelas, viven su estado civil con nuevas reglas, ajustadas a la revolución feminista y a los tiempos de equidad entre los géneros. Ellas no prestan atención a los cuestionamientos por no seguir las reglas del mandato matrimonial, disfrutan de su individualidad, aunque no descartan la posibilidad de sostener un compromiso conyugal; dan prioridad a sus estudios académicos y desarrollo profesional antes que a las labores domésticas o la crianza de los hijos; ejercen su vida sexual y afectiva con libertad; son autosuficientes económicamente y eligen sus consumos; viven su estatus social sin culpa y, aunque a veces dudan “si están haciendo lo correcto”, son congruentes y asumen con tranquilidad la decisión que tomaron.
Tampoco toman una posición radical o revanchista contra el matrimonio, sólo valoran el poder de elección y la libertad que les da su estatus social. Lo encuentran placentero, agradable y legítimamente válido.
Con la apertura del Salón de los Solteros las parisinas descubrieron que no sólo ellas estaban solas, que había millones de mujeres en el planeta igual que ellas, dispuestas a enfrenar las críticas por no seguir las reglas y las convenciones en un mundo estructurado para vivirse en pareja.
Por su parte, la sociedad daba la bienvenida a una nueva soltera, y con ello, iniciaría un movimiento desde diferentes frentes por hacer visible y entender las causas de esta nueva forma de vivir, alejado de las connotaciones negativas del término y abierta a nuevas interpretaciones.
¿NEOSOLTERAS? = LO + COOL
Antonieta estuvo a punto de casarse hace tres años. En el último momento, a dos meses de consumar la boda, se armó de valor para decirle no a su prometido aunque fuera difícil. Aún siente culpa por haberlo lastimado, pero está convencida de que fue lo mejor para no embarcarse los dos en una historia sin final feliz. Ahí decidió que no se casaría, ni en ese momento ni después. Inició una terapia para recuperarse del dolor que, aunque nadie le creyera, también le produjo el rompimiento, pues sabe que cometió un error al aceptar.
Ahora, a sus 37 años, vive sola en un departamento de la colonia Roma. Le gusta su vida: “ser independiente y pasear en calzones por mi casa o no levantarme si no tengo que ir a trabajar, ver tele, escuchar música, leer… hacer lo que me dé la gana”.
¿Relaciones amorosas? “No me niego a ello aunque me tardé como un año en volver a salir con alguien. Pero siempre queda claro que mis intereses no son llegar a casarme…. Y así ambos tranquilos, si aceptamos seguimos. No volvería a pasar por lo mismo. Lo tengo claro: no me quiero casar”.
Si bien, la soltería ha existido desde siempre, hoy una generación de mujeres se siente orgullosa de serlo. La palabra neosolteras las ha reivindicado, ha ayudado a eliminar el estigma que durante mucho tiempo condenó a las solas y ha oxigenado un estilo de vida que bajo la palabra solteras empezaba a asfixiarse.
19.5 millones de mexicanos, de 20 a 69 años, son solteros, divorciados, separados y/o viudos
De acuerdo con una estudio realizado por el Centro de Investigación de la S1ngularidad que consistió en el monitoreo de términos y conceptos asociados a la soltería en redes sociales, blogs y plataformas digitales, ser neosoltera es percibido como algo cool, divertido, actual y los más importante, “aceptado”.
Las neosolteras se han vuelto la cara del “celibato” moderno, uno que dice: “soy sola y me gusta serlo”. Son sinónimo de autonomía, independencia y libertad.
Sin embargo, los caminos a la soltería son diversos, cada mujer ha llegado ahí por diferentes razones: algunas por elección y otras por circunstancia. No todas se sienten cómodas con esta condición.
María Antonieta Barragán, académica de la UNAM y autora del libro Soltería:elección o circunstancia. Un nuevo estilo de vida se impone en el Siglo XXI, distingue varios tipos de solteros, entre los que están:
- Los que nunca se han casado y viven solos por elección;
- Los que han vivido en unión libre pero están separados;
- Los que se han casado y están divorciados;
- Los que ni se han casado ni han cohabitado con alguien, pero han tenido relaciones amorosas y se conciben en soltería temporal y les gusta.
Hoy la soltería se ajusta a sus propias definiciones, contradicciones y matices, pero sin duda contradice ya a la antigua visión que se tenía del tema hasta hace algunas décadas.
ALGO CAMBIÓ, AUMENTÓ Y SE TRANSFORMÓ
Las explicaciones sobre por qué desde entonces se han incrementado las filas de la soltería responde a diversos factores. Los expertos coinciden en que la incursión de las mujeres al mercado laboral ha tenido mucho que ver, ya que su entrada a ese mundo trastocó las estructuras sociales, lo que a su vez provocó que las agendas de vida entre hombres y mujeres se “desajustaran”. Las prioridades profesionales de ambos cambiaron, las expectativas y demandas hacia la pareja aumentaron y las dinámicas familiares se modificaron. Todo esto, sumado a las transformaciones socioeconómicas y lo difícil que resulta lograr la independencia económica, han impactado para para que cada vez más, hombres y mujeres posterguen el compromiso conyugal o decidan no asumirlo.
El sociólogo alemán Ulrich Beck coincide con esta postura. Afirma que “el mercado moderno presupone una sociedad sin familia y matrimonio porque sus exigencias requieren individuos entregados de tiempo completo”.
Esta podría ser otra explicación que ayude a entender por qué actualmente los hogares unipersonales están creciendo de manera vertiginosa en todo el mundo, principalmente en países industrializados como Suecia, Suiza, Estados Unidos, Dinamarca e Inglaterra: los divorcios en aumento y los nacimientos a la baja.
Por su parte, Gilles Lipovetsky, en su libro La tercera mujer, atribuye este fenómeno al poder de decisión que están teniendo las mujeres y señala que “todo en la existencia femenina es ahora objeto de elección, interrogación y arbitraje”. Actualmente, las mujeres deciden si quieren ser madres o no; cuántos hijos y en qué momentos tenerlos, si quieren casarse, divorciarse o vivir en unión libre con su pareja. Dónde y cuánto tiempo quieren trabajar. Deciden solas.
80,000 millones de pesos son los ingresos mensuales estimados que aportan los solteros de 25 a 49 años a la economía nacional
Las mujeres, y los hombres junto con ellas, siguen cambiando. Adaptándose a las transformaciones iniciadas con la revolución feminista a finales de la década de 1950, donde la soltería como fenómeno social, es sólo uno más en medio de un proceso de múltiples cambios en las relaciones entre hombres y mujeres.
CONSUMO INDIVIDUAL ¿HAY ALGUIEN AHÍ?
Desde Londres hasta Los Ángeles, de Nueva York a Tokio, de París a Buenos Aires o de Madrid a la Ciudad de México, las solteras son un importante nicho de mercado para el crecimiento de la economía global. El mercado europeo y asiático les ha abierto la puerta de manera definitiva, sobre todo en el sector inmobiliario y turístico. En Latinoamérica la oferta de productos y servicios para este sector aún es escasa. Empresas y centros comerciales siguen apostando por la pareja y la familia tradicional.
De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2010, en nuestro país tres de cada diez mexicanos adultos son solteros, seis están casados o en unión libre y uno es divorciado, separado o viudo, siendo la población joven (de entre 15 y 29 años) el porcentaje de solteros más alto con el 61.2 por ciento, de éstos, la mayoría son hombres, lo que significa un sector con grandes posibilidades de crecimiento económico.
Luciana Stein, directora de tendencias de consumo para América del Sur y Central en Trendwatching, firma de análisis de tendencias que en 2013 realizó el estudio Placeres solitarios, señala que “los datos demográficos están ahí, pero las marcas han tardado en crear productos innovadores y servicios para ellos”.
En México, los solteros constituyen un importante motor de la economíanacional. En conjunto, generan ingresos promedio de 80 mil millones de pesos al mes, de acuerdo con la investigadora María Antonieta Barragán, lo cual los hace un sector sumamente atractivo para las empresas, debido a su capacidad económica, por lo que es sólo cuestión de tiempo para que los volteen a ver.
SOLTERAS, NO SOLAS
Han pasado casi 30 años desde aquel primer anuncio público en el Hotel Holliday de París y la inquietud de Odile Lamourère parece haber acertado. Lasoltería femenina ha logrado superar la carga estigmatizante que durante siglos la acompañó bajo el término neosolteras: mujeres capaces de construir su propio espacio, generar vínculos afectivos distintos a los matrimoniales, planificar sus viajes, determinar su metas profesionales, explorar sus necesidades emocionales y satisfacer sus deseos sexuales.
La ola de transformaciones iniciada hace seis décadas ha dado como resultado que las sociedades contemporáneas valoren la autonomía, la libertad y la independencia de sus miembros. El sentido de la colectividad y el conjunto ha perdido importancia frente a la familia o la pareja. En estos tiempos una mujer soltera goza de los mismos privilegios y satisfacciones.
¿NEOSOLTERAS?
1. Son solteras por convicción. No les preocupan los cuestionamientos por no tener pareja.
2. No ven el matrimonio como una prioridad, aunque no están peleadas con la idea de sostener una relación sentimental.
3. Tienen independencia económica. Deciden sus consumos, planifican sus viajes, siguen la tecnología y visten a la moda. Ellas son su mejor inversión.
4. Disfrutan de su individualidad y valoran la libertad que les brinda su estatus social.
5. Dan prioridad a sus estudios académicos y desarrollo profesional antes que a las labores domésticas o la crianza de los hijos.
Testimonios recopilados en el libro de María Antonieta Barragán, Soltería: elección o circunstancia..., son un ejemplo que lo confirma:
“La vivo, no la padezco. Es decir, me ocupo en lugar de preocuparme. El trabajo es una gran parte de mi vida pero también lo es ver a mis amigos, tomarme el tiempo de ir al cine, leer un libro, nadar, hacer ejercicio. Sin duda, viajar sola es una de mis actividades favoritas”, señala. Bertha.
Mientras Nina comparte: “Disfruto de mi compañía. No me siento sola en absoluto. Me siento libre para decidir lo que sea, desde lo más trivial hasta lo trascendente”.
La soltería empieza a ser considerada por las más jóvenes como “el estado civil ideal”. Son mujeres neo. Nuevas mujeres en busca de plenitud sin esa sensación del “vacío del compañero”, con ganas de disfrutar y disfrutarse en público y en la intimidad, dentro o fuera del trabajo, de sus depas o sus círculos afectivos o amistosos.
Mujeres que gozan su día a día sin ninguna preocupación de que “el tren ya se les fue”. Esa idea reina de las solteronas quedadas ha muerto. ¡Vivan las neosolteras!
Fuente:
http://www.domingoeluniversal.mx/historias/detalle/%A1S%ED+a+la+solter%EDa%2C+no+a+la+soledad%21+%BFAlguien+dijo+matrimonio%3F-3152
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