El veredicto
La historia de cuento de hadas terminó para mí a los siete años. Un puñal de palabras acabó con la magia, me lo clavó en el corazón una de mis amigas. Era filoso y estaba hecho con una verdad. La verdad lacerante de que yo, a diferencia de todo el grupo, no tenía mamá.Recuerdo aquél día en el colegio, el dolor, no solo me atravesó el uniforme y el cuerpo, sino hasta el mismo aire que respiraba. Introdujo en mí la sensación de pérdida, y la pérdida a esa edad, no se comprende. Eso que sentí, cumplió un propósito: creció en el bosque de mi vida y le apagó la luz, dejándolo totalmente a oscuras.
He intentado escribir esto decenas de veces y siempre, siempre, ha terminado roto el papel en un cesto tejido con listones de olvido y tristeza. Me he dicho: no vale la pena tocar este tema, es algo personal, íntimo, pero la historia vuelve… y vuelve.