Les quiero contar una experiencia personal y que me gratifica mucho.
Mi abuela de casi 86 años ha hecho un súper viaje desde Buenos Aires y
vino a visitarme a Miami para mi cumpleaños.
Mi abuela siempre ha sido una mujer activa, practicante de yoga, de
la comida sana y de la meditación, entre otras disciplinas de bienestar.
Tiene algunas dolencias de la edad, lógicamente, pero está muy bien.
¡Sobre todo muy bien de la cabeza! Me refiero a que esta muy conectada
con el mundo que la rodea, no se quiere quedar afuera.
Hace un tiempo, cuando las computadoras de escritorio fueron desplazadas por las hermanas menuditas, las notebooks,
yo le obsequié la mía, que ya no usaría más. Mi abuela aprendió a
usarla. Aprendió muchísimo.
Hoy pasa varias horas sentada frente a la
pantalla buscando en Google temas de su interés, descargando música
clásica, enviando y recibiendo mails de sus amigas o jugando a
los jueguitos. Y lo bueno es que nadie la regaña, le dice que tiene que
hacer la tarea o tiene que sentarse a cenar. (¡Alguna ventaja tiene que
haber en la vejez!)
Lo que les quiero decir es que ella no se quedó afuera. Hizo fuerza y ahora redobló la apuesta. ¡Estos días se compró una tablet!
Nosotros le insistíamos que tenía que tener un dispositivo que le
permita lo mismo que la computadora, pero con el que pueda andar por la
casa. Salir a su bellísimo jardín lleno de flores mientras se comunica
por Skype con nosotros. Mirar fotos mientras cocina o jugar a su amado
Tetris porque ese dia se quedó un rato más en la cama porque le duele la
espalda.
¡No saben lo feliz que está aprendiendo a usarlo! Y no es fácil, para
nuestros abuelos no es nada fácil. Ellos tuvieron que aprender a usar
toda la tecnología con la que nosotros nacimos. Para nosotros es a veces
complicado entender que las cosas se almacenan en un cerebro virtual,
imaginen para ellos comprender lo que es el Wi-fi, 3l, 4g, comprar por
Internet o lo que es descargar un programa o aplicación.
¡Pero sí pueden! Ellos pueden con nuestra ayuda. Ayudemos a nuestros
abuelos, a nuestros padres, con paciencia, con amor. Si nosotros somos
tan dependientes de las maravillas electrónicas y tecnológicas, nos
gustan, las disfrutamos, no los apartemos. Ellos tienen derecho a
vivenciarlo como nosotros, pero nos necesitan para que les enseñemos.
No nos enojemos si no comprenden, pensemos una mejor forma de
explicarlo, de que lo entiendan, eso nos entrena a nosotros tambien, nos
hace mejores persona. Y finalmente, ese día del almuerzo familiar
cuando hablemos del video de YouTube, no será para ellos una palabra de
otro idioma, sino una conversación en la que pueden participar, ¡y hasta
sorprendernos!
Fuente:http://voces.huffingtonpost.com/carolina-laursen/mi-abuela-cibernetica_b_2080200.html?utm_hp_ref=tecnologia
Excelente artículo. Es de esperar que lo puedan leer miles de jóvenes, no sólo los nietos. Si se les da a los aadultos Mayores la posibilidad de integrarse, encontrarán nuevos objetivos en el mundo cibernético y la maravilla de conectarse cion la familia y amigos.}
ResponderEliminarBuen artículo para multiplicarlo saludos de
Josefa, otra abuela cibernética en ciernes.